De entre los diversos embutidos que se elaboran en la provincia de Burgos, uno de los más destacables es su morcilla, se trata de uno de los productos más típicos perteneciente a la gastronomía burgalesa. Se hace con sangre de cerdo y arroz, ingredientes a los que se les añade manteca de cerdo, cebolla, pimentón, pimienta, sal y algunas especies, como el orégano.
Con este original nombre se conoce uno de los platos más típicos de la provincia de burgos, que suele servirse como tapa. Se trata de dos rodajas de pan, una de las cuales, el cojonudo, lleva encima una rodaja de chorizo picante, un huevo de codorniz frito y pimiento picante. La otra rebanada es igual, excepto que en lugar de chorizo lleva morcilla y es conocida como la cojonuda.
Se trata de un guiso cuyo ingrediente principal son las alubias rojas, que se cocinan en una olla de barro junto a varios ingredientes cárnicos, como morcilla de arroz, costilla, chorizo, panceta, oreja y morro de cerdo. Como podemos ver, es un plato fuerte, apropiado para combatir el frío que suele imperar en estas tierras durante el invierno. Generalmente, el caldo, las alubias y la carne suelen tomarse por separado.
Para elaborarlo debemos comenzar dorando unos dientes de ajo previamente machacados. Mientras tanto, se mezcla pan del día anterior con pimentón y un poco de aceite de oliva, echando esta mezcla a la sartén, con los ajos. Se añade agua y se deja hervir. Se echan unos huevos y se deja que siga cociendo hasta que éstos hayan cuajado. Un plato consistente, que debe consumirse bien caliente.
Otra sopa muy conocida es la sopa burgalesa, tiene la peculiaridad de que se elabora con dos ingredientes básicos, uno de los cuales es de origen cárnico, el cordero, mientras que el segundo se extrae de los ríos, el cangrejo.
Básicamente, la sopa se elabora con cordero cortado en trozos pequeños, que se tuestan con manteca de cerdo y luego se unen a un rehogado de cebolla muy picada. Con todo ello, y algunas hierbas aromáticas como el perejil, se hace una sopa, en la cual, al final de la cocción, se añaden unas colas de cangrejo de río.
Las lentejas a la burebana es un plato que en su origen consumían los campesinos, que solían llevárselo para comer fuera de casa. De ahí que se trate de una receta que igual se consume caliente que fría.
Básicamente se trata de un guiso en el que se ponen a cocer las lentejas junto con morcilla y chorizo. Con anterioridad, se habrá cocido una careta de cerdo con sal. El caldo resultante de dicha cocción se irá añadiendo poco a poco al guiso de las lentejas, mientras éstas cuecen. Y, para finalizar, cuando falte las lentejas estén prácticamente cocidas, se añadirá un puñado de arroz.
De entre los diversos embutidos que se elaboran en la provincia de Burgos, uno de los más destacables es su morcilla, se trata de uno de los productos más típicos perteneciente a la gastronomía burgalesa.
Se hace con sangre de cerdo y arroz, ingredientes a los que se les añade manteca de cerdo, cebolla, pimentón, pimienta, sal y algunas especies, como el orégano.
Se trata de uno de los quesos más apreciados de nuestro país. Se elabora con leche de oveja, y una de sus peculiaridades es que, a las pocas horas de elaborarse, se encuentra ya listo para ser consumido.
Se caracteriza por ser blando y de textura acuosa, de color blanco. Suele tomarse acompañado de miel o nueces, e incluso con membrillo.
Lo encontraremos en el mercado en porciones individuales, en tarrinas de 250 y 500 grs. y en piezas de 2 kilos.
Uno de los más populares es el conocido como postre del abuelo, consistente en requesón acompañado de miel, membrillo o nueces. También es muy popular la leche frita, un dulce resultante de cocer leche con harina y azúcar, logrando una masa que posteriormente se corta en raciones y se fríe, espolvoreando con azúcar y canela antes de servirse.
No podemos dejar de citar las yemas de Burgos, las almendras garrapiñadas o las perrunillas, estas últimas consistentes en un dulce elaborado con huevos, manteca de cerdo, harina de trigo, almendras, canela, aguardiente, limón, azúcar y aceite.
Otro postre muy popular, pese a ser su origen mucho más reciente, es el conocido como chevalier, consistente en un pastel de levadura que se rellena con crema o nata y se recubre con almendras y azúcar glassé.